El arte flamenco de ‘El Duende’

Desde que mis neuronas comenzaron a funcionar al ritmo de un compás de doce, vivo el flamenco como si fuera una necesidad. Paseando por las calles de Valencia, en concreto por su bello centro histórico, me topé hace poco con uno de los rincones favoritos de los amantes del flamenco: ‘Café del Duende‘.

Situado en la C/ Turia, 62,  este local acoge todas las semanas actuaciones en directo de artistas valencianos en todas sus vertientes. Cante, baile y toque se unen en este tablao cada noche para deleitar a los aficionados con la magia del flamenco puro más reciente.

'Café del Duende' Calle Turia, 62 (Valencia) FUENTE: vivirvalencia.com

Y es que, ya desde sus orígenes, el flamenco no ha necesitado nunca de grandes espacios para transmitir al público toda su fuerza expresiva. Eran los llamados ‘café del cante’ los que dieron vida a lo que hoy normalmente conocemos como ‘tablaos flamencos’. Estos locales de ocio alcanzaron su éxito en el siglo XIX. En ellos se reunía gran cantidad de gente para amenizar una fiesta en la que todos bailaban y cantaban, con el único objetivo de olvidarse por unos momentos de la dura rutina diaria. Fue además en este entorno donde el cante flamenco se independizó del baile y éste alcanzó poco a poco uno de sus rasgos esenciales: el sentimiento introvertido, profundo, cargado de emociones. Desde siempre, un arte lleno de personalidad.

El ‘Café del Duende’ me recuerda mucho a aquellas reuniones que se celebraban en pequeños tabladillos. Es aquí donde el arte flamenco establece un vínculo especial con el aficionado, siempre de una forma cercana, exquisita y original. Una manera distinta de  sentir el flamenco desde los zapateados, el cante y los acordes de sus artistas invitados.

La bailaora Esther Garcés en 'Café del Duende'. FUENTE: vlcradio.com

Desde aquí os invito a disfrutar de una de las manifestaciones culturales más importantes de la danza española. El flamenco, un arte vivo que atraviesa fronteras y que, para orgullo de muchos, puede disfrutarse en acogedores lugares como éste.

No lo olvidéis, ‘Café del Duende’.

Texto: Raquel Hernández

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