Stella Arauzo: «Gades fue un maestro en el escenario y en la vida»

Energía, disciplina y dignidad como bailarín

Con estas palabras Stella Arauzo, directora artística de la Compañía Antonio Gades y discípula del bailarín, recuerda la forma de ser, de trabajar y, sobre todo, de bailar del maestro alicantino. Con motivo de la celebración de la ‘Semana Gades’ en Getafe, Arauzo me recibe sonriente en su despacho del Teatro Federico García Lorca, y me enseña seguidamente la exposición ‘El Arte de Gades’, una sencilla galería repleta de imágenes, recortes de prensa, trajes, premios y, en definitiva, los recuerdos más íntimos y emblemáticos del que fuera y es uno de los máximos representantes de la danza española en nuestro país.

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Cuando habla de Gades, se emociona. Stella Arauzo empezó a bailar junto a Gades muy joven. «Yo me desarrollé, me hice mujer y maduré a su lado. Estuve hasta el año 1999; es una vida entera». Reconoce que entró en la Compañía ‘por casualidad’ y que, a pesar de que era «algo estricto, duro y exigente» en los ensayos, «Gades te enseñaba a bailar desde la honestidad, a ser verdad, a bailar desde el corazón». «Me enamoré de su forma de expresar, de su sobriedad, de su minimalismo. Era un artista muy humano y solidario, con las ideas bien claras», recuerda. «Cuando vi su forma de bailar, de expresar, yo ya no quise bailar de otra forma que no fuera así», confiesa. Stella dedicó el resto de su trayectoria profesional a seguir aprendiendo, a ‘alimentarse’ de esa dureza y de esa tensión de los ensayos y, a día de hoy, a transmitir el legado del maestro a los componentes de la Compañía.

«Cuando empecé a bailar como pareja con él, te iluminaba. Quien bailaba a su lado se sentía grandioso, te transmitía su luz, su grandeza, su energía…»

Antonio Gades pronunció sobre los escenarios un lenguaje estético, lineal y muy depurado, arraigado en las tradiciones y en la cultura del pueblo español. Fue, como señala Arauzo, un transgresor en su época. El legendario coreógrafo nació y creció en una sociedad española profundamente herida por el régimen político imperante. «Pese a haber crecido en una dictadura, en mi casa siempre me enseñaron a ser libre», reza uno de los paneles en los que pueden verse imágenes del maestro. Como ésta, muchas otras expresiones resumen las enseñanzas que el bailarín escondía en su forma de trabajar. «Gades sacaba ‘la cultura del pueblo’, un sentimiento común, pero cada uno con su personalidad», explica Stella. «Nunca pedía a nadie nada que no pudiera dar; exigía porque sabía que esa persona tenía más dentro de sí».

Cuando le pregunto sobre el reconocimiento de ‘la cultura de Gades’ dentro y fuera de las fronteras de nuestro país, Stella lamenta que el arte del maestro se valore mucho más en el extranjero. «Cuando volvimos de París, nos sentimos todos muy alimentados por el cariño que tienen allí hacia Gades. En Japón, por ejemplo, se aprecia el trabajo en equipo, pieza fundamental de la filosofía de Gades. Son países muy inspiradores, lo acogen con el mismo calor y aplauso que aquí en España», explica. Más adelante, reitera una vez más la importancia que otorgaba Gades a contar sobre la escenario la cultura del pueblo de una forma natural, contundente. «Él siempre se sitúa en el punto de vista del espectador, no busca el aplauso fácil, y ello es una enseñanza que los nuevos creadores deberían retomar».

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Para este 2013, Stella Arauzo nos adelanta la agenda de la Compañía. «Hasta febrero estaremos recopilando los clásicos de Gades. En marzo llevaremos ‘Rango’, de Rafael Aguilar, y  la ‘Suite Flamenca’, con algunos números renovados». A finales de año, la Compañía retomará un proyecto inspirado en la ópera ‘Ainadamar’, centrado en los últimos años de Federico García Lorca. Aquí Stella llevará la coreografía por primera vez desde que es directora de la Compañía. «Es un proyecto innovador que nos hace mucha ilusión, ya que nuestro objetivo no sólo es recuperar los clásicos de Gades, sino también ampliar y descubrir nuevos horizontes».

Raquel Hernández

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